Hoy más que nunca estoy convencido de que el teatro latino independiente necesita un fuerte pellizco. Nos hace falta despertar, mirarnos con honestidad y comprender que, si no nos unimos, si seguimos actuando desde el egoísmo y el egocentrismo, seguiremos siendo una minoría dispersa dentro del gran universo teatral de Nueva York. Mis proyectos siempre han estado abiertos para todos: artistas, productores y público. Porque creo que en cada proceso, incluso en los más pequeños, hay aprendizaje. Sin embargo, me entristece ver cómo a veces se buscan excusas para no asistir, para no apoyar, para mirar hacia otro lado. Eso también nos debilita como comunidad. Agradezco profundamente a Dios y al público fiel que nos acompaña —actores, colegas, amigos y seguidores de los participantes— porque gracias a ellos no estuvimos solos. Pero es necesario decirlo: muchos de nuestros artistas independientes prefieren el silencio cuando no son ellos quienes suben al escenario, y solo aparecen cuando se trata de su propio proyecto. Si queremos que el teatro latino en Nueva York crezca, debemos entender que ningún proyecto prospera en soledad. El arte se construye con solidaridad, respeto y presencia. Y cuando apoyamos al otro, también estamos defendiendo nuestro propio espacio, cultura y raices.
JJ Franco
El señor de los monólogos

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