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jueves, 21 de agosto de 2025

El arte necesita reciprocidad, necesita humildad, necesita compromiso.



Por: JJ Franco

El teatro, la música, la danza, la pintura o el cine independiente no se sostienen solo con discursos de “apoyo mutuo” publicados en redes sociales, se sostienen con hechos: comprando una entrada, asistiendo a un estreno, recomendando con orgullo la obra de un compañero. Es absurdo ver cómo muchos artistas se niegan a pagar el valor simbólico de un boleto para una función, pero luego sí los encuentras celebrando en un restaurante, subiendo fotos con copas y platos caros. ¿Dónde queda, entonces, la coherencia? ¿Dónde queda ese discurso de unión y lucha por el arte? 

El problema no es solo el dinero, es la mentalidad. Porque pagar una entrada no significa “gastar”, significa invertir en la creación, sostener un espacio cultural, reconocer el esfuerzo de alguien que pasó noches enteras ensayando, escribiendo, produciendo. Cuando un artista decide entrar gratis “porque no puede pagar”, lo que en realidad está diciendo es: “no valoro lo suficiente tu trabajo como para ponerle un precio real”. Y después, paradójicamente, espera que los demás sí paguen por lo suyo. Esa doble moral es lo que está matando lentamente el arte independiente. El arte latino necesita más compromiso y menos egoísmo. Necesita que los artistas entiendan que no compiten entre sí, sino que juntos construyen un ecosistema que solo crece cuando hay apoyo real. Si seguimos con esta actitud de aparecer únicamente cuando nos conviene, nunca habrá una verdadera escena cultural fuerte. Cada entrada pagada, cada aplauso sincero, cada recomendación genuina es un ladrillo en la construcción de una comunidad artística sólida. La desunión es el peor enemigo del artista independiente. Mientras sigamos esperando que nos apoyen, pero negándonos a apoyar, todo quedará reducido a proyectos aislados, a esfuerzos individuales que mueren rápido. El arte necesita reciprocidad, necesita humildad, necesita compromiso. Porque no basta con llamarse artista: hay que demostrarlo en la forma en que valoramos también el trabajo de los demás.

lunes, 7 de julio de 2025

SOY





En mi vida artística he tenido problemas con muchas personas, y no precisamente por mis actos, sino por la manera en que otros interpretan mi honestidad. Mentalmente soy una persona que entiende los procesos creativos, que respeta la evolución del arte y que asume la crítica sea buena o mala como parte del camino. Pero no todos son así. Hay quienes se ofenden, se alejan y hasta me dejan de hablar simplemente porque dije lo que pensaba o porque no me sumé a la hipocresía que a veces domina ciertos espacios artísticos. Y no me afecta. No me quita el sueño. Porque seguiré adelante, como siempre lo he hecho, con la frente en alto, con la conciencia tranquila y con el respeto a mi verdad. Si algo no está bien, no voy a callarlo solo para caerle bien a la gente. No voy a doblegarme por aceptación, porque eso no es coherente conmigo ni con lo que represento como artista y como ser humano. Yo prefiero ser honesto, aunque duela, aunque incomode, aunque me deje solo en ocasiones. Porque al final del día, el arte también es eso: una expresión valiente, transparente y profundamente humana.


JJ Franco

viernes, 4 de julio de 2025

Crítica desde la experiencia personal

Hay cosas que duelen, pero también enseñan. No todo el que se llama tu amigo lo es realmente. Cuando estás organizando un festival con esfuerzo, buscando recursos, tocando puertas y luchando por crear espacios para otros artistas, lo último que esperas es que alguien cercano te diga: “no pagues el registro”. Eso no es apoyo, eso es sabotaje.

Por eso, decidí romper cualquier tipo de vínculo con Fernando Vieidra y Yesler de la Cruz. Su falta de sensibilidad y respeto hacia mi trabajo como artista y organizador fue evidente. No valoraron el esfuerzo ni mostraron la ética que se espera dentro del gremio artístico. Jugar así con la confianza de alguien que confió en ustedes como colegas y amigos es despreciable. El arte se construye con respeto, solidaridad y compromiso. Lo demás… está de más.


#Reflexión #Crítica #ArteConRespeto #NoTodoEsAmistad #FestivalTeatral #VerdadesQuePesan


miércoles, 25 de junio de 2025

Crítica de junio



Nueva York no espera. Todo se mueve con prisa: los trenes, la gente, la vida. Y aun así, uno detiene su tiempo para sentarse en una sala oscura, esperando que el telón se abra y el teatro haga su magia. Pero no siempre pasa. A veces, lo que aparece en escena es una propuesta débil, un personaje sin carne, una historia mal armada. Y entonces, uno se pregunta: ¿valió la pena hacer esta pausa en una ciudad que no se detiene? No, no es odio. No es ataque. Es crítica. Y la crítica, cuando nace del respeto y del amor al arte, es necesaria. Porque si una obra se presenta al público, debe estar lista para ser mirada, sentida y también cuestionada. El teatro no es un acto de vanidad. Es un compromiso con quienes cruzan la ciudad para verlo. Si se quiere reconocimiento, también se debe aceptar el juicio. Esto no es personal. Es profesional. Es un llamado a cuidar lo que se expone.

Porque el tiempo en Nueva York es oro, y el arte merece ser digno de él.

domingo, 15 de junio de 2025

El olvido de los habitantes de calle (homeless)



Por: JJ Franco

En cada ciudad del mundo, los vemos. Algunos pasan desapercibidos, otros nos cruzan la mirada pidiendo una moneda, una palabra, una mirada que no los juzgue. Son los habitantes de calle, los invisibles de la sociedad. No tienen nombre para muchos, no tienen historia, no tienen futuro aparente. Son los olvidados.

Pero estuvieron ahí. Estuvieron en familias, en trabajos, en escuelas.Tuvieron sueños, anhelos, y muchos todavía los tienen. El sistema, la desigualdad, la indiferencia y, a veces, las decisiones erradas los empujaron a las calles. Sin embargo, la calle no es un lugar, es una condena cuando no hay alternativas. Nos hemos acostumbrado a verlos dormir en las aceras, a caminar entre cartones, a soportar el frío sin abrigo y el hambre sin pan. Y aún así, seguimos caminando como si fueran parte del paisaje urbano. Pero no lo son. Son seres humanos. Cada uno con una historia, con una herida abierta, con una necesidad básica: ser visto, ser reconocido, ser ayudado.

El olvido no debería ser una sentencia. No se puede seguir normalizando que miles de personas vivan en condiciones inhumanas mientras algunos pocos acumulan excesos. No se trata solo de caridad, se trata de justicia social, de dignidad humana, de respeto por la vida.

Si la ciudad que habitamos no tiene espacio para acoger al que lo ha perdido todo, entonces algo está profundamente roto en nosotros como sociedad. Que no nos gane la indiferencia. Que no nos gane el miedo. Que nos gane la empatía. Porque nadie nace para vivir en la calle. Porque todos merecen un lugar donde ser, donde estar, donde vivir.


#Reflexión 

#sigueme

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