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miércoles, 13 de mayo de 2015

El Barco Ebrio Teatro Vanguardia







Jorge Dávila Vázquez nos escribió una buena propuesta teatral El Barco Ebrio basada en la vida de Jean-Arthur Rimbaud, joven francés que revolucionó el mundo literario en Europa con sus poesías y por su capacidad creativa, su particular forma de decir las cosas, fue rebelde y vio siempre con desprecio a los falsos valores morales de la época. Nos encaja un poco al tiempo de ahora.
Su director Iván Argudo nos presentó esta obra que le quedo bien, pero que pudo haber sido mejor, es que lamentablemente lidiar con el ego de varios actores le hicieron el momento de creación de Iván un infierno, no es ir más allá de una buena propuesta, es estar cada actor conectado con el proceso actoral de una buena producción teatral, más allá de egos que no debe haber, como digo, esto limita un buen proceso actoral, cuando el crear es más importante, al triste "cómo me veo en escena sin el personaje"  más cuando se les está dando vida a alguien. Pasaron Muchos silencios(baches) que no debieron pasar. 
La profundidad del texto no fue representado por los actores, recuerdo que había una escena donde el personaje que hizo la actriz Ana Montero con Paúl Montoya no fue más allá, limitado no sé por qué... Faltó o pasó algo, lo sentí como si ellos estuvieran controlados por alguien, que no era el director. 
No sé por qué la actriz Ana Montero no salió con el adorno en la cabeza el día que fui a ver el montaje, sería que se le olvidó a la actriz, cosa que no debe pasar si se ensaya y se familiariza con los elementos a utilizar en escena, eso de un día sí y otro no, pues no, no me gusta. 
Sería bueno que los actores se separen de sus cosas personales (anillos, cadenas, pulseras) cuando hacen un trabajo teatral, ¿cuándo aprenderán?

Cuando se ensaya la producción como se debe ensayar con el técnico de luces o sonido, las cosas salen mejor, no es difícil, consejo para futuras propuestas ensayar así sea con el del sonido.
Para rescatar y destacar la actuación de Edward Azcorra muy buena caracterización e interpretación, Ana Montero (si no hubiese olvidado el sombrero y memorizado la parte de los coros.) Fior Marte, George Riveron, Laura Spaldin esa fuerza escénica que tiene la actriz la hará colocarse entre unas de las mejores, algunos actores les pesó más el ego y la particular forma de ser que el talento que tienen. Para destacar el trabajo de Paul Montoya, aun no entiendo cómo se quedó dormido en escena, su trabajo no fue malo, pero sigo diciendo que le falto algo. Los demás actores estuvieron bien, ni suman, ni restan. 
Debo de hablar del día que yo fui a ver el trabajo, pero como se ensayó, entonces no hay mucha diferencia a lo que se vio después, lamentablemente el teatro tiene grandes fallas de conexión eléctrica y la energía se va como si viviéramos en unos de nuestros países. 
Las máscaras muy bien, pero con una falla, debieron abrirle la boca porque lo que se decía no se escuchaba justo un parlamento de un actor.
Creo el director debió despedir a quienes querían dirigirle la propuesta antes que el proyecto creciera.
No fue una mala obra, pero pesó el ego de unos actores en escena.
Jamás leerán esto en páginas de supuestos críticos del teatro en New York. 
De uno a diez = 6