Jorge Dávila Vázquez nos escribió una buena propuesta teatral El Barco
Ebrio basada en la vida de Jean-Arthur Rimbaud, joven francés que revolucionó
el mundo literario en Europa con sus poesías y por su capacidad creativa, su
particular forma de decir las cosas, fue rebelde y vio siempre con desprecio a
los falsos valores morales de la época. Nos encaja un poco al tiempo de ahora.
Su director Iván Argudo nos
presentó esta obra que le quedo bien, pero que pudo haber sido mejor, es que
lamentablemente lidiar con el ego de varios actores le hicieron el momento de
creación de Iván un infierno, no es ir más allá de una buena propuesta, es
estar cada actor conectado con el proceso actoral de una buena producción
teatral, más allá de egos que no debe haber, como digo, esto limita un buen
proceso actoral, cuando el crear es más importante, al triste "cómo me veo
en escena sin el personaje" más cuando se les está dando vida a
alguien. Pasaron Muchos silencios(baches) que no debieron pasar.
La profundidad del texto no fue
representado por los actores, recuerdo que había una escena donde el personaje
que hizo la actriz Ana Montero con Paúl Montoya no fue más allá, limitado no sé
por qué... Faltó o pasó algo, lo sentí como si ellos estuvieran controlados por
alguien, que no era el director.
No sé por qué la actriz Ana
Montero no salió con el adorno en la cabeza el día que fui a ver el montaje, sería
que se le olvidó a la actriz, cosa que no debe pasar si se ensaya y se
familiariza con los elementos a utilizar en escena, eso de un día sí y otro no,
pues no, no me gusta.
Sería bueno que los actores se
separen de sus cosas personales (anillos, cadenas, pulseras) cuando hacen un
trabajo teatral, ¿cuándo aprenderán?
Cuando se ensaya la producción como se debe ensayar con el técnico de luces
o sonido, las cosas salen mejor, no es difícil, consejo para futuras
propuestas ensayar así sea con el del sonido.
Para rescatar y destacar la
actuación de Edward Azcorra muy buena caracterización e interpretación, Ana
Montero (si no hubiese olvidado el sombrero y memorizado la parte de los
coros.) Fior Marte, George Riveron, Laura Spaldin esa fuerza escénica que tiene
la actriz la hará colocarse entre unas de las mejores, algunos actores les pesó
más el ego y la particular forma de ser que el talento que tienen. Para
destacar el trabajo de Paul Montoya, aun no entiendo cómo se quedó dormido en
escena, su trabajo no fue malo, pero sigo diciendo que le falto algo. Los demás
actores estuvieron bien, ni suman, ni restan.
Debo de hablar del día que yo fui
a ver el trabajo, pero como se ensayó, entonces no hay mucha diferencia a lo
que se vio después, lamentablemente el teatro tiene grandes fallas de conexión
eléctrica y la energía se va como si viviéramos en unos de nuestros
países.
Las máscaras muy bien, pero con
una falla, debieron abrirle la boca porque lo que se decía no se escuchaba
justo un parlamento de un actor.
Creo el director debió despedir a
quienes querían dirigirle la propuesta antes que el proyecto creciera.
No fue una mala obra, pero pesó el
ego de unos actores en escena.
Jamás leerán esto en páginas de
supuestos críticos del teatro en New York.
De uno a diez = 6