Hoy voy a referirme a uno de
los aspectos más importantes en el actor: la Dicción o Vocalización.
Los latinoamericanos tendemos
a expresarnos de una manera bastante diferente a lo que es un buen castellano.
En cada región de nuestra América tenemos una variedad de dichos y formas
expresivas que, empleadas en escena, confunden al espectador. Casi nunca
finalizamos correctamente una frase, es decir, pocas veces se escucha la última
palabra. Usamos la “J” en vez de la “S”. Decimos “lajonce” en vez de LAS ONCE;
“lojojo” en vez de LOS OJOS. En algunas regiones se habla aceleradamente,
especialmente en el Caribe, y en otras demasiado lento. En suma, hablamos
incorrectamente y se hace difícil entender lo que decimos. No se pretende
hablar como los españoles (en algunas de sus regiones hablan horrible), pero sí
con una forma universal que nos permita que TODOS LOS ESPECTADORES nos
entiendan. Un truco para esto es la unión de palabras terminadas en “S” con las
que inician en VOCAL. Ejemplo: Los otros; lo unimos y pronunciamos LOSOTROS;
mis abuelos, decimos MISABUELOS. Hay muchos ejemplos así. Practíquenlos. Para
lograr una buena dicción hay ciertos ejercicios de vocalización que se deben
practicar, bastante difíciles de explicar aquí, como el uso del lápiz
atravesado en la boca tratando de pronunciar palabras difíciles; hacer lecturas
exageradamente lentas; silabear; musicalizar algunos textos de la obra que se está
ensayando con la música de canciones conocidas; jugar a los trabalenguas; y
aparte de esto, los ejercicios faciales que ayudan a aflojar los músculos de la
cara, permitiendo una mejor vocalización.
En fin, hay muchas maneras de
corregir una mala vocalización. Es cuestión de voluntad. De amor propio del
actor. O mejor, de una verdadera vocación por la actuación; de anhelar ser un
auténtico actor con todas las cualidades para ello. No basta el talento solo,
el mero entusiasmo de subir a un escenario, la novelería de verse en escena, de
creerse guapos los hombres y lindas las mujeres y con ello recibir el aplauso
y, claro, alguno que otro premio. Eso no es teatro: es jugar a niños de
primaria en las celebraciones de fin de curso.
En una próxima entrega –si JJ
lo permite- hablaré de impostación de la voz.
Mis mejores deseos de progreso
para el teatro en castellano de Nueva York.
Marzo 13 de 2021
Leonardo (Iván) Argudo.
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